" My Generation " (1939) (Mi generación) artículo escrito por Francis Scott Fitzgerald en el que habla de su generación. (La suya y la de Hemingway)
publicado por la revista Esquire en octubre de 1961
-veintiún años después de la muerte del autor ¿?-, después republicado en varias ocasiones.
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Este artículo-ensayo se incluye en la edición inglesa de "Fitzgerald: My Lost City -Personal Essays 1920-1940-" En la traducción en español de parte de este libro, no figura este artículo, por lo que me baso en el original que puede encontrarse en Internet sin demasiada dificultad.
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Estamos en 1939. Scott morirá al año siguiente a sus 44 años. Está enfermo y desengañado, pero tranquilo. Vive en Hollywood en un pequeño apartamento alquilado, aunque normalmente se queda en la vivienda de su amiga y vecina Sheila Graham, más cómodo por ser una planta baja.
Es un texto de unas seis páginas (2600 palabras). Muy denso. Como suelen ser este tipo de escritos que hace, con mucha información que ha de buscarse separada porque estamos ya muy lejos en el tiempo.
La generación anterior se había forjado con el imaginario de la conquista del territorio y de la Guerra Civil, pero ya no servía a la generación siguiente. Los hombres de la generación de Scott nacieron en unos Estados Unidos en los que todavía no había un sentimiento de Imperio, sino los restos de otros anteriores y la necesidad de encontrar una identidad propia. La guerra de Cuba contra España sería el germen de ello (incluso nuestros libros infantiles mostraban las últimas torretas hundidas de la flota de Cervera, éramos una gran nación incorregible).
La autonomía personal era más individualista y la sociedad menos paternalista. "En 1899 (cuando nació Hemingway), había fe y esperanza, como pocas naciones han conocido". La confianza personal era infinita y el sentimiento de invencibilidad poderoso. Pero al final de la primera guerra mundial pocos podían llamarse a engaño sobre la cruda realidad. Esa idea de lo que era Estados Unidos se perdió entre 1910 y 1920. Muchos estadounidenses volvieron a casa, pero una generación de europeos sencillamente desapareció. "Así que heredamos dos mundos: el de la esperanza en el que habíamos sido criados; la de desilusión que descubrimos temprano para nosotros mismos. Y ese primer mundo estaba creciendo tan remoto como otro país, aunque cerca en el tiempo". Mientras los hombres de cincuenta años vivían con descaro en ese mundo anterior y dictaban las normas.
Pero el mundo ya no era el mismo: los deportes, la música, la literatura: cada uno tiraba por su lado y algunos eran grandes y sublimes: Thomas Wolfe fue una pérdida grave. Con Hemingway, Dos Passos, Wilder y Faulkner, se formó parte de un grupo de talentos para la ficción, que rara vez aparecen en una sola eclosión. Cada uno de estos autores creó un mundo propio y vivió en él de manera convincente. La Europa diezmada no tenía nada que poner al lado del trabajo de estos jóvenes (porque habían muerto). Y ahora nos encontramos de nuevo ante la posibilidad de ·la sombra de una nueva guerra".
¿Son representativos de mi generación, de aquellos que tienen un pie plantado antes de la guerra y otro después? Bueno, muchos están muertos, y con algunos me he peleado y ya no los veo. Pero nunca me han importado tanto los hombres como aquellos que sintieron los primeros brotes cuando lo hice, y vieron la muerte por delante, y fueron indultados, y que ahora caminan el largo y tormentoso verano. Es una generación acérrima por herencia, sofisticada por los hechos y bastante sabia. Más que eso, lo que siento por ellos se resume en una línea de Willa Сather: "Poseemos juntos el precioso pasado incomunicable".
We possess together the precious, the incommunicable past
(Poseemos juntos el precioso pasado incomunicable)
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