" El verano peligroso "
( The Dangerous Summer ) 1985
Ernest Hemingway
editorial debolsillo/Random House Mondadori 2005/2011, 201 pp.
prólogo Rodrigo Fresán
trad. Jacinto León-Ignacio
En 1960, un año antes de morir Hemingway recibió el encargo de la revista Life, que pocos años antes había tenido un gran éxito con la publicación por entregas de "El viejo y el mar", de hacer como una revisitación en forma de relato corto de su libro "Muerte en la tarde" publicado treinta años antes.
Desde luego no era el mejor momento en ningún sentido. Física y anímicamente Hemingway estaba muy mal después del accidente de avión en África. Él mismo tenía miedo a volver a los paisajes y aficiones de tantos años atrás y encontrarse con que todo había cambiado demasiado. Después había el problema de Franco, que no parece importarle demasiado desde el punto de vista político, sino de alguna represalia no dejándolo entrar en España, pero eran infundadas porque al dictador le encantaba que vinieran celebridades que suavizaban su imagen en el extranjero.
Al final de impuso de forma positiva la gran admiración que sentía el escritor por el torero Antonio Ordoñez y la excusa de su rivalidad con Luís Miguel Dominguín.
Dadas las circunstancias el viaje salió bastante bien y el texto fue acumulando demasiadas páginas, por lo que todo hubo que ser revisado en profundidad por redactores, con lo que no sabemos qué corresponde a quién. El resultado es muy cuestionable, porque el libro acaba siendo por un lado una guía de viajes por España y por otro un manual del arte del toreo. La sensación es de frío y distante, porque el programado enfrentamiento entre titanes acaba siendo un duelo de exhibición taurina. El título del libro no es lo que promete y queda un poco sin sentido.
El problema es que Hemingway admiraba demasiado a Antonio Ordoñez y respetaba a Luis Miguel Dominguín como para salirse estrictamente de la descripción de la corrida y entrar en aspectos personales que le darían más sentido al duelo entre los dos. Es como algo mitológico. Los toreros no parecen seres humanos sino arquetipos, incluso cuando hablan.
Lo lógico es que antes hubiera leído "Muerte en la tarda" y después éste, pero ha venido así.
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