"Años inolvidables"
(The Best Times - An Informal Memoir, 1966)
John Dos Passos (1896-1970)
ed. Austral 2006, 340 pp.
No quiero ser mal pensada, pero este libro se publica dos años después de "París era una fiesta" (A Moveable Feast, 1964) de Ernest Hemingway. Y viene a contar casi lo mismo por otro espectador, no menos importante, aunque no tan popular.
Sí, todos éramos tan jóvenes y vivimos muchas cosas juntos: París, la Generación Perdida, la amistad. Sin duda Dos Passos, Hemingway y Fitzgerald fueron muy próximos por la edad, procedencia e intereses profesionales.
John inicia estas memorias con un recuerdo muy sentido hacia su padre, hijo de un emigrante portugués que encontró el sueño americano. El padre llega a ser un abogado mercantil bastante importante. John tiene una infancia atípica por ser hijo natural hasta que sus padres pueden casarse. Tiene una formación académica importante y viaja muy a menudo a Europa, Su padre lo anima a aprender varios idiomas. Hacia sus veinte años y coincidiendo con la primera guerra mundial John desea incorporarse a la contienda por ansias de aventura. Al no ser aceptado por problemas con la vista se decanta por los servicios auxiliares como conducir ambulancias (es la primera ocasión en la que coincide con Hemingway).
Aquí empezamos un poco con las contradicciones o discrepancias. Si bien, Dos Passos nos da a entender que él es pacifista, el cuadro que pinta de toda la guerra de la que no oculta sus partes más trágicas, es al mismo tiempo un lugar enormemente emocionante al que desearíamos ir por la inmensa cantidad de aventuras, camaradería y hechos singulares de iniciación positiva a la vida de adulto. Después de la guerra cuando viaja a Persia a través de mil peripecias, la mayoría de ellas también infortunadas para la gente con la que entra en contacto, el autor nos sigue pintando un mundo en el que él se lo pasa muy bien, aunque pueda ver lo que ocurre, por lo que nosotros nos sentimos algo perplejos. De tendencia comunista a final de los años veinte hace un viaje por Rusia, que describe ampliamente y lo notamos más maduro, que lo desanima profundamente de esa ideología.
Pero pocos años antes John es todavía un hombre que todavía no sabe a qué dedicarse y tontea con la escritura. Ha pasado periodos en España muy fructíferos y habla el idioma. Recala en París en dos ocasiones. La segunda sin demasiado entusiasmo, pero es cuando conoce a todos los miembros de los expatriados y la generación perdida. La impresión es que con los que más se trata son los Fitzgerald, Hemingway y las dos esposas de la época, así como al generoso matrimonio de Gerald y Sara Murphy.
Habla bastante de Fitzgerald y de Zelda de los que nos da un retrato bastante certero de su forma de actuar y andanzas. De Hemingway habla bastante pero resulta poco revelador. Aparte de su mutuo interés por todo lo español compartió con él innumerable cantidad de veladas y jornadas de deporte, esquí, caza y pesca en Europa y América. Nos enteramos de la facilidad de Hemingway de sufrir accidentes graves, de su inagotable ansia deportiva, de su infatigable interés por un montón de actividades y la gente, de su competitividad por casi todo, de su personalidad a la vez fascinante para todo el mundo, pero fácilmente contrariable.
Dice Martínez de Pisón en el prólogo que Dos Passos y Hemingway rompieron su amistad por discrepancias de tipo político en 1937 y a propósito de España. Se puede entender que Dos Passos había evolucionado hacia ideas bastante conservadoras. Dos Passos no llega a ese punto de la historia que se detiene unos pocos años antes.
izqda. Gerald Murphy, centro Hemingway, dcha. John Dos Passos en la época narrada. |
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